La educación es un componente clave para el desarrollo económico y social de un territorio. Este argumento está respaldado por diversos autores en múltiples publicaciones académicas. Hanushek & Woessmann (2007) encontraron que cada año de escolaridad está asociado con un crecimiento de largo plazo del PIB de 0,58 puntos porcentuales y con un incremento en los ingresos personales de entre 7,5% y 10% (Hanushek y Woessmann, 2020)