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RD podría dar el salto a ser una economía de ingreso alto en 2030 de forma sostenible si mantiene los ritmos de crecimiento de los últimos años, pero para ello debe superar sus desafíos actuales.
Santo Domingo, República Dominicana. América Latina y el Caribe (ALC) ha realizado un progreso innegable desde los noventa en términos de crecimiento, con un ingreso per cápita que ha aumentado en casi un 50%. La mayoría de países han pasado de tener bajos ingresos a ser economías de ingreso medio-alto.
Es el caso de República Dominicana, que alcanzó el ingreso medio-alto en 2007. Algunos países han alcanzado el ingreso alto, como Argentina, Chile, Panamá, Trinidad y Tobago y Uruguay. Sin embargo, el país podría dar el salto a ser una economía de ingreso alto en 2030 de forma sostenible si mantiene los ritmos de crecimiento de los últimos años, pero para esto debe superar sus desafíos actuales.
El informe Perspectivas Económicas de América Latina 2019 (LEO por sus siglas en inglés) fue presentado en el segundo día de jornadas del 12 aniversario del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo, en la Universidad Autónoma Santo Domingo.
Sebastián Nietro Parra y Juan Vázquez, especialistas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), plantearon la necesidad de generar nuevas capacidades y de avanzar hacia un nuevo multilateralismo para enfrentar las nuevas trampas del desarrollo de América Latina y el Caribe (ALC), que son resultado de sus avances recientes. De la CEPAL participó explicando “las trampas del desarrollo”, Valeria Jordán, oficial de Asuntos Económicos.
LEO 2019, que es realizado por el Centro de Desarrollo de la OCDE, la CEPAL, el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) y la Unión Europea, señala que el incremento en los ingresos nacionales en ALC no se ha traducido en mayores niveles de bienestar para todos los habitantes. Para avanzar en una senda de desarrollo inclusivo y sostenible, ALC debe superar las trampas del desarrollo y transformarlas en oportunidades de progreso.
LEO 2019 destaca cuatro nuevas trampas del desarrollo: Vulnerabilidad social: el 40% de la población de ALC se encuentra en riesgo de regresar a una situación de pobreza. Esta “clase media vulnerable” está atrapada en un círculo vicioso que incluye empleos de baja calidad, escasas competencias e ingresos inestables.
Además, baja productividad laboral: en los últimos treinta años, la producción por trabajador se ha mantenido estancada en el 40% del nivel de la Unión Europea.
También escasa confianza en las instituciones: el 64% de los latinoamericanos manifiestan no tener ninguna confianza en su gobierno y Amenazas ambientales: ALC posee el 40% de la biodiversidad del planeta y tiene una de las huellas ecológicas más bajas del mundo; sin embargo, sufre buena parte de las consecuencias de la inacción colectiva a escala mundial. Un ejemplo son los recientes desastres naturales ocurridos en el Caribe.
República Dominicana también enfrenta estas trampas. En particular, han caído los niveles de pobreza, pero un 40% de la población es vulnerable.
La productividad laboral respecto de la de la Unión Europea creció de un 37% en 2000 a un 46% en 2018, superando el promedio de ALC (42%), pero está lejos de las economías más avanzadas (Gráfico). Finalmente, las instituciones han mejorado, pero un 70% de la población considera que hay corrupción, en buena medida como resultado de una clase media con mayores aspiraciones y que representó 36.8% de la población en 2016.
Productividad laboral (% de la productividad de la Unión Europea, 1950-2018)
Fuente: OECD/CAF/ECLAC/UE (2019), Perspectivas Económicas de América Latina 2019: Desarrollo en Transición, OECD Publishing, Paris, https://doi.org/10.1787/g2g9ff18-en.
Superar estas trampas y transformar estos desafíos en oportunidades requiere reformas enérgicas, tanto en el ámbito doméstico como en el multilateral. En lo doméstico, es necesario mejorar las capacidades institucionales públicas e identificar prioridades de política, a través de una nueva generación de planes nacionales de desarrollo. Estos deben enfocarse en el bienestar de los ciudadanos, y no solo en el crecimiento del PIB.
En República Dominicana, la Estrategia Nacional de Desarrollo 2030 representa un esfuerzo de coordinación y planificación de mediano plazo para alcanzar un desarrollo inclusivo y sostenible alineado con la Agenda 2030.
Para apoyar esas capacidades locales, es fundamental generar mayor efectividad del gasto público y una mayor y mejor recaudación. En R.D. los ingresos tributarios representaron 13.9% del PIB en 2017, frente a un 22.8% (ALC) y un 34.2% (OCDE).
Dada la gran exposición de ALC a las tendencias económicas y tecnológicas globales, para superar estas trampas también se debe avanzar en la agenda multilateral, con nuevas alianzas internacionales que trasciendan la simple asistencia financiera.
LEO2019 propone tres prioridades para renovar la cooperación internacional como facilitadora del desarrollo:
- Formar alianzas multilaterales entre países con todo tipo de nivel de ingresos, tratando a todos como socios en igual condición.
- Promover estrategias de desarrollo nacional y local que incluyan las crecientes interrelaciones nacionales y globales.
- Ampliar las modalidades de cooperación, incluyendo el intercambio de conocimientos, los diálogos multilaterales de políticas, el fortalecimiento de las capacidades y la cooperación en ciencia, tecnología e innovación.
El informe destaca la relevancia de vincular los Planes Nacionales de Desarrollo con la cooperación internacional, para favorecer que esta última apoye de manera efectiva las prioridades del país. República Dominicana destaca en este sentido, dado que el MEPyD vincula precisamente estas funciones y crea sinergias entre ellas.