De acuerdo con Buitrago & Duque (2013), la economía naranja tiene un impacto positivo sobre el crecimiento económico al promover la creatividad y la cultura como motores de desarrollo. La población se beneficia en términos económicos como sociales al fomentar las industrias creativas como un mecanismo de crecimiento. Throsby (2010) respalda esta idea, señalando que el desarrollo de las industrias culturales en regiones subdesarrolladas puede actuar como catalizador del crecimiento económico y social.