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El ministro de Economía, Planificación y Desarrollo, ingeniero Temístocles Montás, afirmó este jueves que uno de los grandes retos que enfrenta la economía dominicana es mejorar los fundamentos de la competitividad a través de una mayor operatividad de las instancias estatales relacionadas con los procesos productivos.
Montás consideró que es necesario “disponer de una adecuada oferta en infraestructura, elevar la capacitación de los trabajadores, incorporar ramas productivas con mayores niveles tecnológicos y efectos de difusión al conjunto del aparato productivo nacional”.
Al dictar la conferencia “El desarrollo reciente de la economía dominicana” como parte de las actividades centrales en la inauguración de la Semana de Francia 2014, el funcionario señaló además que es necesario “desarrollar una eficaz política de promoción de exportaciones y, con importancia crítica, resolver el problema del suministro y alto costo de la energía, entre otros factores”.
En la apertura del evento, en la Biblioteca Nacional, asistió el Presidente Danilo Medina y la Ministra de Francia de Ultramar, George Pau-Langevin, así como otros funcionarios públicos, ejecutivos privados y otras personalidades.
Montás consideró que mejorar los fundamentos de la competitividad beneficiaría tanto a las empresas que operan en los parques de zona franca como, sobre todo, a las que se ubican fuera de esos parques.
“Un aspecto de principal importancia es equilibrar las condiciones de operación de ambos segmentos productivos sin afectar la capacidad fiscal del Estado. Así se facilitarían las relaciones entre ambos”, manifestó el Ministro, según una nota de la Unidad de Comunicaciones del MEPyD.
A juicio de Montás, “el tipo de incentivos que el gobierno dominicano deberá desarrollar en el futuro debe orientarse a incidir en la competitividad de las empresas, no en la rentabilidad”, tras considerar que estos son los que inciden “sobre el conjunto del aparato productivo nacional, no sobre algunas empresas en particular”.
“Los incentivos selectivos debieran orientarse solamente a apoyar el desarrollo inicial de aquellas actividades productivas que efectivamente tengan impactos decisivos sobre el conjunto de la capacidad productiva nacional por implicar incorporaciones tecnológicas y amplios efectos de arrastre”, apuntó Montás.
El Ministro de Economía explicó que los incentivos propuestos están llamados a implementarse “mediante el gasto público directo, no mediante un gasto tributario que erosiona la estabilidad fiscal sin una evaluación acuciosa de sus aportes de contrapartida a la economía nacional”.
Montás puntualizó que la clave está en que los incentivos “conduzcan a mejorar la competitividad, no la rentabilidad. La segunda debe ser resultado de la primera, no del gasto tributario”.
Estabilidad Macroeconómica y Fiscal
Al abordar los retos en materia de sostenibilidad macroeconómica, Montás dijo que el país tiene que discutir y firmar un pacto fiscal, como prevé la Estrategia Nacional de Desarrollo, orientado a generar los recursos necesarios para financiar el desarrollo sostenible de República Dominicana y garantizar la sostenibilidad fiscal a largo plazo.
“La Ley 1-12 de Estrategia Nacional de Desarrollo indica que ese pacto debe conducir a la adopción de medidas que reduzcan la evasión fiscal, eleven la eficiencia, calidad, transparencia y equidad del gasto público y la estructura tributaria”, expresó el Ministro de Economía.
El pacto también debe consolidar en el Código Tributario los regímenes de incentivos, racionalizar los esquemas tarifarios en la provisión de servicios públicos, elevar la presión tributaria para viabilizar el logro de los objetivos de desarrollo sostenible
formulados en la Estrategia Nacional de Desarrollo, indicó el funcionario.
Asimismo, dijo Montás, cumplir con los compromisos asumidos en los acuerdos comerciales que tienen implicaciones fiscales y elevar el ahorro corriente e implementar políticas fiscales contra cíclicas.
“Parte consustancial de este pacto fiscal es la solución definitiva del problema energético, por su fuerte incidencia en el equilibrio de las finanzas públicas y en las condiciones de competitividad de las empresas nacionales”, manifestó Montás, quien destacó que para responder a esa necesidad el presidente Danilo Medina convocó a concertar y firmar el pacto eléctrico mediante el Decreto 389-14, emitido el 15 de octubre de 2014.
Expresó que el gobierno ha mostrado su firme propósito de avanzar hacia la consolidación fiscal mediante la reducción del déficit, al tiempo que se hace un gran esfuerzo por racionalizar el gasto.
Citó que “el déficit del sector público no financiero se ha reducido de 7.1% en 2012 a 3.6% en 2013 y se proyecta en 2.8% para el 2014 y en el Proyecto de Presupuesto General del Estado se plantea una meta de 2.4% para 2015”.
El Ministro dijo que actualmente se observa un fuerte dinamismo de las actividades de explotación de minas y canteras, construcción, hoteles, bares y restaurantes, intermediación financiera, manufactura local, agropecuaria, manufactura de zonas francas, “expansión que ha estado motorizada por una mayor penetración del financiamiento hacia actividades productivas y en particular hacia la agricultura y las micro y pequeñas empresas, como forma de democratizar el acceso al crédito”.
Asimismo, sostuvo que la expansión de las actividades económicas rurales ha permitido “una reducción significativa de la pobreza en el medio rural, que ha impactado en la reducción de la pobreza a nivel nacional: después de corregir por factores estacionales, la tasa de pobreza se redujo de 42.2% en octubre 2012 a 36.2% en abril 2014”.
En lo relativo al entorno institucional, Montás subrayó la necesidad de consolidar los avances logrados al tiempo que se enfrentan aquellos factores que deterioran el clima de negocios. “Es mucho lo que queda por caminar para que ese entorno se convierta en un catalizador del desarrollo económico”, significó.
Protección social
Al abordar los retos que en materia social enfrenta la República Dominicana, el Ministro dijo que ellos están asociados a la inclusión social y al cierre de brechas sociales, porque a pesar de que el país ha mejorado en materia de acceso a servicios sociales, “una mirada a los indicadores de cobertura de servicios sociales a nivel territorial y grupos de la población según su nivel de ingreso y características socio-demográficas, muestra brechas muy significativas”.
“El gran desafío en materia de protección social es, por un lado, generar condiciones para la expansión del empleo formal de calidad que permitan a los trabajadores devengar mayores ingresos y su protección ante riesgos del ciclo de vida”, consideró Montás.
Agregó que también es necesario “crear el espacio fiscal para establecer un piso único universal de pensiones solidarias, transferencias condicionadas y expansión de la cobertura de la seguridad social en salud en el régimen subsidiado, que garanticen la protección de la población vulnerable”.
Montás indicó que comparte la idea de que el empleo es el instrumento de mayor eficacia para la inclusión económica y social de la población, pero señaló que “en un país donde el 27.7% de los ocupados y 22% de los asalariados viven en condición de pobreza, es evidente que se requiere, por lo menos durante un periodo de transición, la consolidación del sistema de protección social con un fuerte componente solidario”.
Al referirse a los retos en materia educativa, Montás sostuvo que el país ha dado “pasos transcendentales para superar el rezago de cobertura en los niveles inicial, medio y superior, y mejorar sustancialmente la calidad en todos los niveles educativos”.
Citó que en ese empeño el gobierno de Medina ha cumplido con el compromiso consignado en la Ley de Educación de 1997 de asignar el 4% del PIB para la educación preuniversitaria y concertó en el pacto educativo contemplado en la Estrategia Nacional de Desarrollo, poniendo en marcha las medidas consignadas en el mismo.
Entre las acciones consustanciales al pacto educativo que impulsa el país está “la generalización progresiva de la jornada extendida, el programa nacional de construcción de escuelas, el plan nacional de alfabetización y un programa de formación de docentes y mejoramiento de sus condiciones de trabajo”.
Sector externo
Al examinar el sector externo, Montás advirtió que desde mediados de la década del noventa, y con la excepción de los años de aguda devaluación provocada por la crisis bancaria de 2003, “se ha observado una continua tendencia al agravamiento del déficit comercial”, lo que a su juicio se explica porque la vocación exportadora de la producción de bienes ha disminuido”.
Esa disminución se expresa en el hecho de que la participación de las exportaciones de bienes en el PIB se ha reducido de un promedio de 24.0% en 1993-2000, a 22.7% entre 2001-2005 y a 15.2% entre 2006-2013.
“Al mismo tiempo, los componentes de la cuenta corriente que compensaban el déficit comercial –ingresos por turismo y remesas familiares- han perdido también dinamismo: los ingresos por turismo se redujeron de un promedio de 14% del PIB en el período 2001-2005, a 8.9% en el período 2006-2013. Y las remesas familiares, que en 2001-2006 habían promediado 8.5% del PIB, redujeron su participación promedio a 6.4% en el período 2006-2013”, informó Montás.
Señaló que por eso es que en los últimos años la economía dominicana ha crecido, pero fundamentalmente hacia adentro, con insuficiente desarrollo de su capacidad exportadora.
Para el funcionario es necesario elevar el nivel de inversión interna a través de un mayor ahorro nacional, lo cual disminuiría las necesidades de financiamiento con el exterior y contribuiría, a su vez, a una mejoría de la cuenta corriente y de la sostenibilidad externa.
La economía en los últimos años
Al hacer un recorrido por los últimos años en materia de desenvolvimiento económico, Montás dijo que la primera década del nuevo siglo terminó con una economía que a pesar de haber tenido que sortear fuertes choques internos y externos, logró mantener relativamente altas tasas de crecimiento económico y del PIB per cápita.
Señaló que el PIB per cápita “creció 4.1% en promedio anual en el período 2000-2010, lo cual, si se toma en cuenta el contexto de volatilidad mundial que caracterizó esa década, no dista considerablemente del crecimiento de 4.7% logrado en la década anterior”.
“La República Dominicana inició el nuevo siglo cosechando los frutos de las reformas estructurales implementadas para sortear la crisis vivida en 1990. Las reformas de los noventa estuvieron dirigidas a cimentar un nuevo modelo de crecimiento, sustentado en una mayor apertura unilateral al comercio y la inversión extranjera y la consolidación de la estabilidad macroeconómica”, describió el Ministro.
Como resultado de ese proceso, expresó Montás, al terminar la década de los noventa el país exhibió tasas de crecimiento promedio anual del PIB de 6.6% y de 4.6% en términos per cápita, cifras muy superiores al nivel de crecimiento promedio alcanzado en la década de los ochenta, de 2.2%, cuando prácticamente el PIB per cápita se estancó.
Asimismo, Montás indicó que “la primera década del nuevo siglo nos hizo ver que la época del petróleo barato había terminado y que debíamos enfrentarnos a precios que pasaron de un promedio de US$19.70 por barril durante los noventa a US$35.30 durante el período 2000-2005, hasta alcanzar un nivel récord de US$140 en junio de 2008 y posteriormente no descender de US$80.00”.
Apuntó que la subida de los precios del petróleo exacerbó los problemas estructurales en materia de suministro eléctrico.
Otro elemento de perturbación de la economía dominicana fue que el nuevo siglo inició con la explosión de una burbuja financiera internacional en el sector de las empresas de tecnologías, “lo cual implicó una corta recesión en nuestro principal socio comercial, Estados Unidos, la cual fue una muestra adelantada de lo que sería la mayor recesión vivida por la economía mundial después de la gran depresión de 1929”.
“La economía mundial no ha sido la misma después de la crisis global iniciada en 2007: su crecimiento ha sido de en 2.1% en el período 2007-2013 en comparación al crecimiento de 3.3% en el período 2000-2007. Socios comerciales como Estados Unidos, España y el resto de Europa, que absorbieron el 65.1% de nuestras exportaciones en el período 2009-2013, fueron fuertemente impactados por la crisis financiera global”, puntualizó Montás.
No obstante, el Ministro dijo que el choque de mayor relevancia, resultado de la conjugación de un conjunto de factores, pero esencialmente asociado a la debilidad regulatoria del sistema financiero, fue la crisis bancaria del 2003-2004, la que devino en una crisis que afectó a toda la economía dominicana.
“La fuerte depreciación cambiaría y la súbita alza de la inflación sumieron en la condición de pobreza a más de 1.6 millones de personas, en una sociedad que carecía de un sistema de protección social. La crisis bancaria también abrió paso a la generación de un déficit cuasi fiscal de considerable magnitud, un nuevo problema que aún gravita sobre la economía dominicana”, destacó Montás.