La ONE avanza en la planificación para ejecutar el X Censo Nacional de Población y Vivienda 2022
30 abril, 2021Ministerio de Economía comenzará el 4 de mayo proceso de consultas para Estrategia de Desarrollo para la Zona Fronteriza
3 mayo, 2021“La participación de las mujeres en la gesta de abril de 1965”, a propósito de cumplirse los 56 años de la resistencia patria, fue la conferencia organizada por el Comité de Género del viceministerio de Ordenamiento Territorial y Desarrollo Regional.
Santo Domingo, República Dominicana (Abril 2021). El tres de septiembre de 1965, el presidente de la República en Armas, coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, renunció a su mandato durante un acto masivo en la Fortaleza Ozama tras la firma del Acta de Reconciliación Dominicana que ponía fin a la insurrección cívico militar que reclamaba la vuelta de Juan Bosch y que produjo la segunda intervención militar norteamericana en el país.
En su discurso de despedida, Caamaño expresó que, sin el coraje, la organización y la resistencia decidida de la mujer dominicana a la Revolución de Abril, las fuerzas liberales y el pueblo en general no hubiera sido posible alcanzar la estatura moral, militar y política durante los meses de la guerra.
Con esta revelación de la historia contemporánea -no contada-, la combatiente Teresa Espaillat concluyó su exposición sobre el papel de las mujeres desde el 24 de abril de 1965 hasta septiembre de ese año.
Orgullosa, Espaillat mostró la foto en la que desfila junto a las demás instructoras de la Escuela Militar y de Formación Política 24 de abril tras la despedida de Caamaño en la Fortaleza Ozama.
Espaillat, militante de 14 de junio en su juventud y luchadora anti trujillista, ofreció una serie de vivencias a los servidores y servidoras del viceministerio de Ordenamiento Territorial y Desarrollo Regional. La charla, organizada por el Comité de Género, se denominó “La participación de las mujeres en la gesta de abril de 1965” a propósito de cumplirse los 56 años de la resistencia y la lucha por preservar y defender la soberanía nacional.
“El valor supremo de la revolución de 1965 fue la defensa de la soberanía nacional contra las pretensiones del invasor. Lo que comenzó como un reclamo a favor del retorno de Bosch y la Constitución del 63, se transformó en una guerra por la patria, humillada en ese momento de nuestra historia, expresó emocionada Teresa Espaillat.
Las mujeres y la guerra
Espaillat detalló el papel de las mujeres de todas las edades y de todos los oficios en los meses de la contienda. Consideró que las tareas de lavar la ropa de los combatientes, hacerles café y llevarles comida a los comandos, curar a los heridos junto a las tareas de instrucción militar, vigilancia y participación en los combates formaban parte del “apoyo logístico de la guerra no a situación de vejación. Hacíamos de todo porque estábamos luchando contra un enemigo extranjero. Rompimos el orden en la escala de funciones. Empezamos hacer las tareas de la guerra igual que los hombres”.
Otra de las funciones realizadas por las mujeres consistió en ser “correos” entre los comandos de la Zona Norte y la cúpula de mando instalada en el Edificio Copello de la calle El Conde. “Las que sabían inglés eran las encargadas de atender a la prensa extranjera cuando entrevistaban a Caamaño, a Montes Arache y los del alto mando”.
Dijo que la actrz Delta Soto y la educadora y dramaturga Fiume Michel Gómez realizaban veladas de teatro en la Academia de Artistas de la Revolución que dirigía el artista Silvano Lora en la Zona Constitucionalista. “Desde el coger el fusil, hacer arte y cocinar, las mujeres estuvimos presentes desde el primer día”.
La autora de “Abril en mis recuerdos: testimonio de una combatiente”, es una de las sobrevivientes de la gesta. La CIA las calificó de “agentes del comunismo” junto a Piky Lora, Lourdes Contreras y Emma Tavárez Justo, entre otras.
Expresó que la participación de las mujeres dominicanas en la guerra de abril de 1965 no es un hecho aislado sino la consecuencia histórica de grandes jornadas de lucha iniciadas por las febreristas de 1844, las restauradoras de 1863, las combatientes contra la primera intervención norteamericana y luego la formación del 14 de junio a la cabeza Minerva Mirabal asesinadas junto a sus hermanas en las postrimerias de la dictadura.
Para ella, la combatiente Tina Bazuca heredó el coraje de las mujeres dominicanas a través de la historia. “Tina era alta y morena, sabía manejar todo tipo de armas. Nunca se quejaba. Entrenaba a hombres y mujeres. Representaba a la mujer humilde y corajuda, a las mujeres sin miedo”.