Olaya Dotel: “La cooperación y solidaridad, claves contra el COVID-19”
29 septiembre, 2020Encuentro entre directivos de la AIRD y el ministro de Economía
1 octubre, 2020Conferencia: «Pilares institucionales y ejes transversales», dictada por el ministro de Economía, Planificación y Desarrollo, Miguel Ceara-Hatton
El Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo se moviliza, día tras día, en tres pilares o principios fundamentales: desarrollo, territorio y poder; los cuales están vinculados en siete ejes transversales: equidad de género, territorialidad, participación ciudadana, sostenibilidad, transparencia y rendición de cuentas, grupos vulnerables y transformación digital. El ministro Miguel Ceara-Hatton articula estos principios y los ejes en su primer discurso a todos los colaboradores y colaboradoras que integran la institución rectora del Sistema Nacional de Planificación e Inversión Pública y del ordenamiento y ordenación del territorio, de esta manera se concretan políticas para desarrollar el programa de gobierno que denominamos «Una propuesta de cambio».
Muchas gracias. Es un gran placer estar aquí en esta inducción compartiendo con ustedes algunas ideas que fuimos construyendo desde el partido y que luego se concretaron en un programa de gobierno que llamamos «Una propuesta de cambio».
Una de las características de la economía dominicana es el crecimiento económico. Ya eso todos lo sabemos. Hemos crecido entre 1950 y 2019 alrededor del 5 % promedio. Sin embargo, es una tasa de crecimiento de libro de texto. Hemos tenido seis años recesivos en esos setenta años y la volatilidad de ese crecimiento fue bastante estable. Somos el sexto país de América Latina con niveles de estabilidad. Eso nos da una perspectiva de largo plazo que debió haberse manifestado en los indicadores sociales.
Pero, ¿qué resulta? Cuando uno compara la evolución del producto de la actividad económica con los indicadores de desarrollo y calidad de vida, uno encuentra que hay un gran retraso en la calidad de vida en el país. En estos setenta años todo el mundo avanzó. Eso es claro. En todo el mundo hay una serie de indicadores sociales que han mejorado. Lo que pasa es que en este país esos indicadores han mejorado mucho menos de lo debió haber ocurrido con el ritmo de crecimiento que tenemos. De hecho, otros países mejoraron más que nosotros, con menos e iguales recursos.
Entonces, ese es el gran desafío que tenemos por delante. Por eso es que nuestro objeto de atención fundamental en las políticas públicas ha sido mejorar la calidad de vida de las personas. Mejorar la calidad de vida de las personas implica crear otro tipo de indicadores. No solo podemos medir el éxito a través del PIB, sino que necesitamos otros paquetes de indicadores que nos permitan reflejar qué pasa con la calidad de vida de la gente.
Plantearse la calidad de vida puede ser un concepto muy abstracto. La calidad de vida es la cotidianidad de las personas. Que las personas se levanten y encuentren agua potable en la llave de su cocina o baño para poder cumplir con sus necesidades; que tengan electricidad en sus casas para encender la radio, la televisión o la computadora si la tienen; que tengan un transporte adecuado que las lleve de manera digna a su trabajo; que dispongan de un buen servicio de salud y educación, que tengan seguridad ciudadana. Y hablar de calidad de vida es hablar de los indicadores de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Esa es nuestra visión. Calidad de vida es mejor la cotidianidad de las personas.
Ahora, de esta visión se desprenden tres principios fundamentales, que son la base de nuestra propuesta: primero, que el desarrollo no es una aventura personal porque el desarrollo no es una acción individual. Es cierto que quien mejora la calidad de vida es la persona en forma individual. Es Pedro, José, María, es cada uno de ustedes y de sus familias. Sin embargo, no es una aventura personal porque se requiere de un sistema de educación, salud, justicia y transporte. De ahí, entonces, es importante que entendamos que el desarrollo no es una aventura individual. Se necesita del sistema de salud o educativo. Se necesita entonces de la intervención de las políticas públicas y del Estado para garantizar un sistema de salud o educativo y transporte. Es decir, todo aquello que se construye para poder vivir en sociedad.
En segundo lugar, si queremos mejorar la calidad de vida de las personas debemos crear las oportunidades donde la gente vive en concreto. Debemos crear las oportunidades y las capacidades donde reside la gente. Y aquí entra el segundo elemento importante de nuestra propuesta: el territorio. El territorio es importante. Tenemos que garantizar que en el Cibao, el Sur, en las provincias fronterizas y en la Línea Noroeste existan las mismas oportunidades y capacidades para la gente. Entonces, el territorio deja de ser invisible para las políticas públicas y se convierte en un elemento transparente y necesario. Necesitamos saber dónde vive la gente y cómo creamos las oportunidades en el lugar donde reside la gente.
El tercer elemento tiene que ver con el poder. El desarrollo no es un problema técnico, sino una relación de poder. Es una lucha en la puja distributiva. La economía genera un excedente económico y hay una lucha entre los diferentes grupos sociales por apropiarse de ese excedente económico. Y eso da lugar a una lucha de poder. Entonces, el poder es un elemento fundamental en las posibilidades de desarrollo. Al final, el desarrollo es la materialización de los derechos; y para que se puedan materializar los derechos, una persona debe tener poder de manera individual o colectiva para garantizar que eso ocurra. La sociedad es un eterno conflicto y una permanente contradicción. Esa es la naturaleza de la sociedad y de las personas. Se debe lograr a través de la creación de poder en la sociedad un equilibrio y eso lo que se busca con esta propuesta.
Yo siempre digo que el nivel de privación que vive una persona con discapacidad no se debe a las leyes. Aquí las personas tienen leyes que las protegen. Lo que ocurre es que se puede violar la ley y no pasa nada. No hay consecuencias por eso. Ese grupo poblacional no tiene el poder necesario para hacer cumplir las leyes de protección.
Entonces, tenemos los tres principios fundamentales; el primero, que las capacidades se portan individualmente, pero se construyen socialmente, y a eso me refiero cuando digo que el desarrollo no es una aventura personal.
En segundo lugar, está el tema del territorio. Es un eje fundamental porque hay que crear las oportunidades y las capacidades donde reside la gente y, en tercer lugar, el poder. El poder es un elemento constitutivo del desarrollo. No es un problema técnico ni la creación de algo difícil como un chip, simplemente un problema de lucha y de fuerza, se necesita crear poder en la sociedad.
Eso nos lleva a cuatro áreas de intervención: primero, hay que crear poder en la sociedad y hay que fortalecer los mecanismos institucionales que crean poder en la sociedad y eso debe ser una prioridad del Ministerio y del Gobierno.
Ahora, eso no significa capturar ese poder. No es que el Estado decide: «yo quiero que ustedes representen a la sociedad civil». No, es la sociedad civil que tiene que organizarse para elegir a sus representantes en esos espacios de representación. La obligación del Estado es crear esos espacios de participación en todas las instancias posibles.
En segundo lugar, el ámbito de discusión del poder es la política y debemos cambiar la forma de hacer la política. La política tiene que dejar de ser un espacio del clientelismo y del oportunismo y convertirse en un espacio de convocatoria, discusión y propuestas, lo cual es sumamente difícil. Y lo estamos viendo en esta batalla que se da en mayor o menor volumen en los empleos públicos.
El propio Partido Revolucionario Moderno ha ido proponiendo y avanzando que la política es un espacio de consenso y convocatoria, pero resulta que todavía tenemos un lastre de clientelismo. Tenemos un lastre de tener, no una visión de creación de oportunidades, sino una visión de pensar todavía que los derechos se dan como favores y no como derechos. Entonces, es un cambio que necesitamos hacer y que necesitamos trabajar todos.
En tercer lugar, está el tema de la innovación. La innovación puede ser el tema tecnológico y el tema organizacional. Y el tema tecnológico es el ámbito micro, de la empresa. Es decir, crear las condiciones y el entorno para que las empresas puedan ser lo más productivas posibles.
En el área de innovación organizacional es donde más podemos lograr avances. ¿Qué sería mejorar la innovación organizacional? Tendría que ver con el transporte. El problema del transporte no es tecnológico, sino de organización. Esos son los grandes desafíos que tenemos.
Finalmente, está el tema de la reorganización del Estado. Hemos tenido un Estado ineficiente, donde la impunidad es una norma de poder político. En cualquier lugar uno puede encontrar un loco que se roba lo de la gente y cree que no lo van a agarrar. Eso puede ocurrir y es muy difícil que uno lo pueda controlar porque depende a final de cuentas de la decisión de la persona. Lo que no es permitido es la impunidad, porque la impunidad es una decisión de política pública. Un gobierno decide: «mi forma de gobernanza es garantizar impunidad». Eso ocurrió y eso es lo que debemos desmontar. Y por eso hablamos de una estructura legal y de justicia absolutamente independiente.
La justicia independiente también genera desarrollo. La corrupción genera costos que alguien paga. Y eso nos resta competitividad en la economía y en la calidad de vida de la gente. Cuando alguien se roba diez pesos provoca que esos diez pesos no se inviertan en educación, salud, seguridad ciudadana o transporte. Esos son los problemas que debemos resolver en esta reorganización del Estado.
De manera tal que tenemos cuatro áreas de intervención muy claras: primero, la construcción del poder; segundo, la política como espacio de consenso; tercero, el tema de la innovación tecnológica e institucional y, por último, el tema de la reorganización del Estado.
Ahora tenemos los siete ejes transversales que queremos impulsar desde este Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo y desde el propio Gobierno.
Equidad de género. No podemos hablar de desarrollo si tenemos una política de género discriminatoria, que permita la discriminación entre hombres y mujeres, que tolere el acoso y la desigualdad. Para nosotros es una prioridad en esta nueva visión del desarrollo la equidad de género y el respeto a la mujer, tener una clara política que garantice la incorporación de la mujer en todos los niveles de la actividad humana.
Territorio. El territorio es uno de los principios fundamentales de nuestra política y un elemento fundamental para evaluar las políticas públicas. Territorializar las políticas sectoriales es una garantía de que los beneficios del crecimiento económico le lleguen a la población sin importar dónde resida.
Participación ciudadana. Un eje transversal es un criterio de evaluación y la participación ciudadana es fundamental para el desarrollo. Si el desarrollo es para beneficiar a la gente, pues la gente tiene que participar en la discusión. Es difícil y complicado, pero la gente tiene que participar en la discusión sobre cuáles son sus necesidades, qué necesita la gente. Debemos tener una política abierta a la participación de toda la sociedad. Y todo lo que hacemos es público. En el momento que nosotros decidimos pasar al servicio público debemos rendir cuentas a la población. No podemos pensar que lo que hacemos lo podemos guardar o lo podemos esconder. Tiene que darse a conocer y eso es sumamente importante.
Sostenibilidad. La sostenibilidad tiene que ver con lo ambiental, económico y social, y no beneficiar a las generaciones presentes a costa de las del futuro o viceversa. Hay un problema ético que se puede resolver a través de cálculos. Hoy día eso es calculable y medible.
Pero hay otra dimensión de la sostenibilidad que me interesa destacar. Nosotros vivimos en una isla. Es decir, somos pequeños estados insulares en desarrollo. Nosotros nos pensamos latinoamericanos. Sí somos latinoamericanos, pero vivimos en una geografía que está determinada por nuestra condición de isla y eso nos hace en extremos vulnerables. Estamos entre los primeros diez o quince países del mundo más vulnerables. Entonces, debemos tener un tratamiento diferente. Si uno mide, la huella ecológica te dice que estamos consumiendo casi dos veces el territorio que tenemos disponible. Es decir, necesitaríamos dos República Dominicana para mantener el patrón actual de consumo y la forma en que desechamos nuestros residuos. Es un gran desafío que tenemos por delante. Nosotros no podemos compararnos con Argentina, Brasil o México. Tenemos que compararnos con las demás islas y eso nos hace tremendamente vulnerables al cambio climático. Debemos tener ese eje transversal de que nuestras políticas tienen que ser sostenibles. No solamente social y económicamente, sino sostenibles de manera ambiental en una perspectiva en nuestra condición de isla.
Transparencia y rendición de cuentas. Nosotros no estamos acostumbrados a rendir cuentas. Es explicar a la gente lo que ha pasado y por qué no logramos las metas propuestas. No es el pueblo que nos sirve, sino nosotros que le servimos al pueblo. La gente es sensata y quiere saber el porqué de las cosas. Es sumamente importante el tema de la transparencia y es fundamental para nosotros.
Grupos vulnerables. Existe una serie de grupos que necesitan un tratamiento especial. Me refiero a las personas con discapacidad y que requieren que se cumpla la ley, que exista un porcentaje de empleo público para esa población o algún tipo de ayuda especial. La situación de niños en peligro, las madres adolescentes y la población en pobreza son grupos especiales que requieren una atención muy particular y que reclaman una política que los beneficie de manera directa.
Transformación digital. Otro gran desafío. Nunca se ha construido una subjetividad tan grande como ahora con la pandemia y la importancia que tiene la transformación digital. Nosotros, los inmigrantes digitales, como es mi caso por la edad, no habíamos enfrentado esta situación con tanta intensidad. La transformación digital es mucho más que comunicarse por el celular o la computadora. La transformación digital puede ser la fuente de una de las mayores segregaciones sociales más grandes para la humanidad en este momento. No basta tan solo con leer y escribir. Ahora también hay que manejar el instrumento y el que no maneja el instrumento digital se verá marginado en la sociedad.
Hoy día tenemos una segregación natural, la de los inmigrantes contra los nativos digitales. Ese conflicto se resolverá con la edad porque todos llegaremos a un fin. Tenemos la segregación que genera tener banda ancha y no tener banda ancha. Eso genera una segregación en este momento. Lo vemos ahora con todo el problema educativo. Aun teniendo la banda ancha no tenemos las capacidades.
Estos son nuestros siete ejes transversales. Tenemos una definición de lo que queremos: los tres principios y de ahí derivamos a las cuatro áreas de intervención y los siete ejes transversales. Nos queda un último tema, ¿cómo hacemos que todas las políticas públicas de la planificación se puedan articular en una misma dirección? A través de preguntas ¿cómo y cuándo y en cuánto la política de género va a mejorar la calidad de vida de las personas? ¿Cómo y en cuánto la política de construcción va a mejorar la calidad de vida de las personas? ¿Cómo y cuánto la política monetaria mejorará la calidad de vida de la gente? Igualmente, la política industrial. Esos son los desafíos que tenemos. Y decimos cuánto porque desafortunadamente lo que no se mide, no existe. Eso es lo que inspira nuestro accionar en este ministerio. Esperamos que sea gran parte de todo y del resto del Gobierno. Para enfrentar este desafío en la parte que nos corresponde a nosotros nos hemos organizado en cuatro viceministerios. Tenemos el viceministerio de Planificación y de Inversión Pública. Vamos a convertir a la UAAES es un viceministerio de análisis económico, social e institucional para que genere los estudios y nos dé todos los análisis que necesitamos.
Estamos convirtiendo la Dirección General de Ordenamiento Territorial en un viceministerio, en viceministerio de ordenamiento territorial y desarrollo regional, y ahí vamos a tener tres direcciones: ordenamiento territorial; gestión de riesgos y desastres; el viceministerio de administración y, finalmente, el de cooperación. También tenemos una estrecha relación con la Oficina Nacional de Estadística y con el Instituto Nacional de Geografía.
Concluyo aquí agradeciéndoles su atención a esta presentación sobre los «Pilares institucionales y ejes transversales» en que se fundamenta el programa de gobierno que denominamos «Una propuesta de cambio».
Miguel Ceara Hatton,
16 de septiembre de 2020
Video: